Plinio Corrêa de Oliveira
Vista nocturna de Times Square, en Nueva York. Todos los recursos de la propaganda luminosa son utilizados para deslumbrar al transeúnte, atraer su atención hacia todas partes, excitarlo de las más diversas maneras, para finalmente convencerlo de que compre algo que normalmente no compraría. Éste no es sino uno de los aspectos de la vida de constante agitación de las grandes ciudades modernas. Todo es movimiento, sensación, excitación, prisa. * * * El famoso cuadro de Fray Angélico, representando a Santo Domingo en meditación, constituye un contraste chocante con la primera fotografía. * * *
¿Sería posible que la población de las “urbes” babilónicas de nuestros días conserve esa distensión psíquica espléndida, que prepara las almas para elevarse a las más altas esferas del estudio o de la meditación? ¿Quién no ve cuánto la agitación moderna aparta a la inmensa mayoría de los hombres del gusto de recogerse en Dios para estudiar y orar? * * * En el Cielo, dice San Agustín, “descansando contemplaremos, contemplando amaremos, y amando alabaremos. Esto constituirá nuestro fin sin fin” (De Civitate Dei, l. XXII, c.30, nº 5). ¿La trepidación moderna prepara al hombre para comprender y anhelar esta felicidad?
|
La Solemnidad del Corpus Christi |
La impregnación de las alegrías de la Navidad La fiesta de la Santa Navidad tiene el privilegio —al menos es la impresión personal que tengo— de interrumpir el tiempo. Una persona puede estar en la peor situación aflictiva; al llegar la Navidad, se abre como que un paredón y las desgracias quedan del otro lado. ¡Repican las campanas, la Navidad comenzó! ¡Cristo nació: alegría para todos los hombres!... | |
«Dios no se encuentra en la agitación» Para los que saben cuál es el placer del recogimiento, está establecido un presupuesto precioso para la santificación. San Bernardo decía: “¡Oh beata soledad, oh sola beatitud!”. Pero para los que viven en el bullicio perpetuo, los que no saben ni quieren vivir fuera de él, cuántos ruidos sofocan la voz de la gracia…... | |
La altivez es el armonioso complemento de la humildad Porte varonil, de una fuerza llena de armonía y proporción, en que el vigor del cuerpo es como que penetrado y embebido por la presencia fuerte y luminosa de un alma grande. Trazos fisonómicos muy definidos, pero igualmente muy proporcionados... | |
Esplendor regio y confort popular ¿Realidad o cuento de hadas? Se tendría el derecho de dudar, considerando la armonía, la levedad, la suprema distinción de este castillo, construido sobre las aguas, de una serenidad y de una profundidad dignas de servirle de espejo…... | |
Cuando los hombres y las cosas del comercio vivían en la placidez La superexcitación de los ambientes corresponde a la de los hombres, como el efecto a su causa. Todos conocemos ese tipo de businessman que mastica chicle, quizá se muerde las uñas, golpea con los pies en el suelo, es hipertenso, cardíaco, neurótico... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino