COMO HOMBRE CELOSO en defender la integridad de la fe, [San Jerónimo] luchó denodadamente contra los que se habían apartado de la Iglesia, a los cuales consideraba como adversarios propios: “Responderé brevemente que jamás he perdonado a los herejes y que he puesto todo mi empeño en hacer de los enemigos de la Iglesia mis propios enemigos personales”. Y en carta a Rufino: “Hay un punto sobre el cual no podré estar de acuerdo contigo: que, transigiendo con los herejes, pueda aparecer no católico”. Sin embargo, condolido por la defección de éstos, les suplicaba que volvieran al regazo de la Madre afligida, única fuente de salvación, y rezaba por “los que habían salido de la Iglesia y, abandonando la doctrina del Espíritu Santo, seguían su propio parecer”, para que de todo corazón se convirtieran. Ya hemos visto, venerables hermanos, la gran reverencia y ardiente amor que profesaba a la Iglesia romana y a la cátedra de Pedro; hemos visto con cuánto ardor impugnaba a los adversarios de la Iglesia. Alabando a su joven compañero Agustín, empeñado en la misma batalla, y felicitándose por haber suscitado juntamente con él la envidia de los herejes, le dice: “¡Gloria a ti por tu valor! El mundo entero te admira. Los católicos te veneran y reconocen como el restaurador de la antigua fe, y —lo que es timbre de mayor gloria todavía— todos los herejes te aborrecen y te persiguen con igual odio que a mí, suspirando por matarnos con el deseo, ya que no pueden con las armas”. Maravillosamente confirma esto Postumiano en las obras de Sulpicio Severo, diciendo de Jerónimo: “Una lucha constante y un duelo ininterrumpido contra los malos le ha granjeado el odio de los perversos. Le odian los herejes porque no cesa de impugnarlos; le odian los clérigos porque ataca su mala vida y sus crímenes. Pero todos los hombres buenos lo admiran y quieren”. Por este odio de los herejes y de los malos hubo de sufrir Jerónimo muchas contrariedades, especialmente cuando los pelagianos asaltaron el convento de Belén y lo saquearon; pero soportó gustoso todos los malos tratos y los ultrajes, sin decaer de ánimo, pronto como estaba para morir por la defensa de la fe cristiana.
BENEDICTO XV, Encíclica Spiritus Paraclitus sobre la Interpretación de la Sagrada Escritura, 15 de setiembre de 1920, 41 y 59.
|
La Virgen de Luján |
Capítulo 5: El mensaje salvador Después del efecto espiritual tonificante que les proporcionó el haber visto a la Santísima Virgen por segunda vez, los tres pastorcitos pasaron por una gran prueba... | |
Parad y ved No resistí. Era mi intención escribir sobre algún tema como la crisis interna de la Iglesia. Pero sentí que ni en mí, ni a mi alrededor, había condiciones para eso. Del fondo de mi alma subían los recuerdos armoniosos y distendidos de las Navidades de otrora... | |
San Roque González y compañeros mártires Hijo de Bartolomé González de Villaverde y de María Santa Cruz, nobles españoles, Roque nació en Asunción en 1576, en el seno de una familia de siete hermanos... | |
Santa Melania la Joven Ante la amenaza que pendía sobre Roma a partir del año 408, con los bárbaros en el horizonte, muchas familias ilustres comenzaron a abandonar la Ciudad Eterna y buscar refugio en las provincias... | |
Nuestra Señora de Todos los Auxilios Para ubicar a Bretaña en el mapa de Francia, basta con distinguir la inmensa península que más se introduce en el Océano Atlántico... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino