¿Porqué un día es más importante que otro, si todos los días del año reciben la misma luz del sol? La mente del Señor los ha diferenciado, estableciendo distintas estaciones y fiestas. A unos los ensalzó y santificó, a otros los hizo días ordinarios. Así todos los humanos provienen del polvo, de la tierra fue creado Adán. El Señor los ha diferenciado con su gran sabiduría, y ha diversificado sus caminos. A unos los bendijo y ensalzó, los santificó y los puso junto a sí; a otros los maldijo y humilló y los derribó de su puesto. Como la arcilla en manos de alfarero, que la modela según su voluntad, así los humanos en manos de su Hacedor, que da a cada uno según su criterio. Frente al mal está el bien, frente a la muerte, la vida; así, frente al piadoso, el pecador. Observa, pues, todas las obras del Altísimo, de dos en dos, una frente a otra. Libro del Eclesiástico (33, 7-15), Sagrada Escritura, Versión Oficial de la Conferencia Episcopal Española, B.A.C., Madrid, 2010.
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Nuestra Señora de Akita |
Mañana de la Resurrección Despuntan las primeras luces sobre el Monte de los Olivos. Dos discípulos corren hacia el sepulcro en la mañana de la Resurrección... | |
La dictadura del piercing Oreja, ceja, mentón, nariz, labios, lengua, todo sirve. Se diría que la moda de incrustar objetos en el cuerpo es la moda del dolor y de la infelicidad. El sentido común y el sentido católico quedan chocados con una extravagancia tan repulsiva. Más inquietante aún es el fondo moral y psicológico que esta moda revela... | |
El cardenal Mindszenty En esta fotografía [a la izquierda] el cardenal Mindszenty * aparece en sus días de gloria, con la pompa del cardenalato y el principado, revestido con un manto de armiño, llevando el solideo y un hermoso anillo... | |
Nada repugna tanto a la razón como una igualdad absoluta entre los hombres Todos los hombres son, ciertamente, iguales: nadie duda de ello, si se consideran bien la comunidad igual de origen y naturaleza, el fin último cuya consecuencia se ha señalado a cada uno, y finalmente los derechos y deberes que de ellos nacen necesariamente. Mas como no pueden ser iguales... | |
“¿Te lastimaste, hijo mío?” Es de Émile Faguet si no me equivoco, el siguiente apólogo: alguna vez hubo un joven dilacerado por una situación afectiva crítica. Quería con toda el alma a su graciosa esposa. Y tributaba afecto y respeto profundos a su propia madre... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino