El Perú necesita de Fátima La verdadera penitencia que Nuestro Señor ahora quiere y exige, consiste, sobre todo, en el sacrificio que cada uno tiene que imponerse para cumplir con sus propios deberes.
CampañasTienda VirtualTesoros de la FeDonaciones



«Tesoros de la Fe» Nº 109 > Tema “Fundadores”

Vidas de Santos  [+]  Versión Imprimible
AbcAbcAbc

San Raimundo de Peñafort

Gran canonista y moralista



Predicó la cruzada contra los moros y compuso una Suma de casos de conciencia, que ejerció sobre el Derecho Canónico y la moral, una influencia duradera a través de los siglos


Plinio María Solimeo


Raimundo nació alrededor de 1176 en el castillo de Peñafort, cerca de Villafranca del Panadés, Cataluña, España. Sus padres, ricos y nobles, descendían de los antiguos condes de Barcelona. Estaban también emparentados con la casa real de Aragón.

Hizo sus estudios en la escuela de la catedral de Barcelona, graduándose después en letras, con tal éxito que el obispo lo convidó a enseñar en ella retórica y lógica. Tenía entonces 20 años. Desapegado de cualquier interés humano, enseñaba gratuitamente, dando a todos el ejemplo de sus virtudes.

En 1210 fue a estudiar Derecho civil y eclesiástico en la famosa universidad de Bolonia, en Italia. Hizo el viaje a pie, pidiendo limosnas por el camino.

Al pasar por Briançon, en Francia, presenció un estupendo milagro obrado por Nuestra Señora de Delbeza. Un joven fue asaltado por ladrones, que le perforaron los ojos y le cortaron las manos. La Virgen le restituyó manos y ojos. La versión auténtica de ese hecho pasó a la Historia narrada por el propio San Raimundo.

Doctor en Derecho canónico y civil

Estudiando diligentemente, auxiliado por una buena inteligencia y feliz memoria, se doctoró con brillo en 1216. Fue entonces escogido, por aclamación, para enseñar en la propia universidad, donde los alumnos eran sobre todo nobles y letrados. Enseñó con éxito durante dos años, sin exigir ninguna remuneración. Sin embargo, el senado de la ciudad le concedió un sueldo anual, que utilizaba para auxiliar a los párrocos pobres y a los necesitados en general.

Un nuevo hecho vino a cambiar totalmente el rumbo de su vida. En 1218 el obispo de Barcelona, Berenguer de Palou, con el deseo de obtener para su diócesis algunos frailes de la flamante orden de los dominicos, fue a Italia para encontrarse con Santo Domingo de Guzmán. Al pasar por Bolonia, oyó los mayores elogios de Raimundo, y quiso que fuera profesor del seminario que iba a fundar. Después de mucha insistencia —algunos autores dicen que el Papa intervino en el asunto— él aceptó.

En Barcelona recibió una canonjía y fue elevado a la dignidad de arcediano de la catedral. Lleno de celo por la casa de Dios, aprovechaba todas las ocasiones para aumentar el decoro de la catedral y la majestad del culto divino. Las nuevas y mayores rentas le permitieron también socorrer con más liberalidad a los pobres, a quienes llamaba “mis acreedores”.

Jaime I, rey de Aragón (1239-1276)


Devotísimo del misterio de la Anunciación, obtuvo del obispo y del capítulo de la catedral que se pasase a festejar con mayor solemnidad aquella fiesta. Dejó para ello parte de su renta.

Deseoso de llevar una vida más recogida y penitente, pidió su admisión a los dominicos en 1222, apenas ocho meses después que Santo Domingo falleciera. Iba a cumplir los 47 años de edad, pero comenzó el noviciado con el fervor del más joven postulante.

Cofundador de la Orden de Nuestra Señora de la Merced

San Raimundo pidió a su superior que le imponga severa penitencia, a fin de expiar la vana complacencia que suponía tuvo cuando era catedrático en Bolonia. En vista de la gran capacidad y conocimiento que el novicio poseía del Derecho y de los cánones, el superior le mandó escribir una Suma de casos de conciencia para que, por medio de ella, se orientasen los confesores de la Orden. El Papa Clemente VIII afirmó que ese trabajo de San Raimundo era “tan útil a los penitentes cuanto necesario a los confesores”. Fue el primer escrito del género, habiendo alcanzado gran difusión.

Según la tradición, en aquella época la Santísima Virgen se apareció en sueños, una misma noche, a San Raimundo, a su dirigido espiritual San Pedro Nolasco, y al rey Jaime I de Aragón, inspirándoles el deseo de fundar una orden religiosa y militar cuyos miembros se obligasen, por medio de un voto, a redimir a los cautivos en poder de los moros. Así surgió, el día 10 de agosto de 1223, la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes para la Redención de los Cautivos. San Raimundo redactó el cuerpo de prescripciones y reglas para la nueva Orden, inspiradas en la regla de los dominicos. Más adelante, en febrero de 1235, fue él también quien obtuvo del Papa Gregorio IX la aprobación definitiva de la Orden.

Predicador de una cruzada, confesor del Papa e inquisidor

En 1229 el cardenal Juan Helgrin d’Abbeville, legado de la Santa Sede en España, fue encargado de una triple misión: predicar la cruzada contra los moros; declarar nulo el matrimonio de Jaime de Aragón con Leonor de Castilla, por razón de parentesco; y hacer la visita canónica de las iglesias, poniendo en vigor donde fuera necesario los decretos del concilio de Letrán. El cardenal se valió de San Raimundo de Peñafort, quien recorrió las ciudades de la región a fin de preparar al pueblo para recibir al legado. Predicaba la indulgencia de la cruzada, oía confesiones y disponía con prudencia los corazones, de manera que, al llegar el legado, encontrase los ánimos muy bien dispuestos para las nuevas medidas.

Finalizada la misión, el cardenal d’Abbeville, al dar cuenta al Papa de su misión, resaltó la preciosa ayuda de San Raimundo, a quien cubrió de elogios. Gregorio IX encargó entonces al santo predicar en las provincias de Arlés y Narbona a favor de la expedición del rey Jaime de Aragón contra los moros.

Para no ser cómplice de los desórdenes morales de Jaime I, rey de Aragón, el santo atravesó milagrosamente sobre su manto el Mediterráneo, entre Mallorca y Barcelona


Al año siguiente el Papa lo llamó a la corte pontificia, eligiéndolo como su confesor, capellán y penitenciario. En tal condición, el santo redactó un gran número de documentos para el Soberano Pontífice. Como confesor, imponía al Papa, como penitencia, despachar con misericordia y brevedad las causas de los pobres que acudían a la corte pontificia y no tenían protector.

Tomó aún parte activa en la introducción de la Inquisición en Aragón y dio su parecer sobre el procedimiento que se debía seguir con relación a los herejes de la provincia de Tarragona. Al quedar vacante la sede de esa ciudad, Gregorio IX lo nombró su obispo. San Raimundo protestó tanto y llegó a enfermar tan gravemente, que el Papa revocó el nombramiento, por el temor de perderlo.

Ordena la recolección de las Decretales

El trabajo intelectual más importante que se le debe a San Raimundo de Peñafort en la corte pontificia fue el de ordenar y editar la nueva colección de las Decretales (los diversos decretos y decisiones pontificias regulando puntos de la disciplina eclesiástica y civil), destinada a sustituir todas las existentes, que estaban en profundo desorden y confusión. El santo trabajó durante cuatro años en esa tarea. Gregorio IX, mediante una bula del 5 de setiembre de 1234, envió la nueva colección a las universidades de París y Bolonia, con carácter oficial.

En 1237, Gregorio IX le encargó de absolver al rey Jaime de Aragón de la excomunión en que había incurrido, debido al atentado cometido, a través de sus agentes, contra el obispo electo de Zaragoza. El santo ejerció las funciones de penitenciario hasta 1237 o comienzos de 1238. Habiendo entonces enfermado gravemente, los médicos le aconsejaron los aires de la patria.

En el capítulo general de los dominicos realizado en Bolonia, a pesar de estar ausente, fue elegido por unanimidad para sustituir como general al beato Jordán de Sajonia, fallecido en un naufragio.

Teniendo que aceptar el cargo por obediencia, promovió una nueva redacción de las constituciones de la Orden, que fueron aprobadas en 1239 en el capítulo general de París.

Tumba de San Raimundo en la catedral de Barcelona


En 1240 dimitió del generalato debido a su edad y frágil salud, volviendo a su convento de Barcelona. Pero allí no permaneció inactivo. Promovió una campaña de apostolado con relación a los judíos y moros de España y del África, y trabajó con éxito para la represión de la herejía en España.

Fue también por iniciativa suya que se abrió en Murcia una escuela de hebreo, para facilitar el ministerio apostólico con los judíos.

La tradición conservó un hecho milagroso ocurrido con San Raimundo en aquella época. El rey Jaime I —que le tenía en gran consideración, y frecuentemente recurría a su ministerio y consejos— lo llevó consigo en un viaje a la isla de Mallorca. Llevó también ocultamente a una mujer con quien mantenía relaciones ilícitas. Al descubrir el hecho, pidió al rey que despidiera a la mujer, caso contrario, él se retiraría. El soberano prometió atenderlo, pero no cumplió la promesa. Para impedir que el santo abandonara la isla, ordenó a todos los puertos que no lo aceptasen a bordo. San Raimundo extendió entonces su manto sobre las aguas, y en ese improvisado navío atravesó el brazo del Mediterráneo hasta Barcelona.

San Raimundo de Peñafort murió casi centenario el día 6 de enero de 1275, siendo canonizado por el Papa Clemente VIII en 1601.     

Obras consultadas.-

A. Teetaert, Raymond de Penyafort, in Dictionnaire de Théologie Catholique, Letouzey et Ané, París, 1903, t. XIII, cols. 1806 y ss.
Les Petits Bollandistes, Saint Raymond de Pennafort, in Vies des Saints, Bloud et Barral, París, 1882, t. I, pp. 576 y ss.
Edelvives, San Raimundo de Peñafort, in El santo de cada día, Editorial Luis Vives, Zaragoza, 1946, t. I, pp. 231 y ss.
Fray Justo Pérez de Urbel O.S.B., San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort, in Año Cristiano, Ediciones Fax, Madrid, 1945, t. I, pp. 197 y ss.





  




Artículos relacionados

San Juan de Mata: Fundador de la Orden de la Santísima Trinidad
San Esteban Harding
San Juan Bautista de La Salle
Santo Domingo de Guzmán
Santa Luisa de Marillac — Discípula perfecta de San Vicente de Paul
San Antonio María Claret - Fundador de los Padres Claretianos
San Benito de Nursia
San Ignacio de Loyola - Fundador Compañía de Jesús Ejercicios Espirituales
Santa Escolástica
Santa Teresa Jornet







Informe de sus aportes a la Alianza de Fátima ¿Necesita que alguien rece por usted? Advocaciones marianas en el Perú Suscríbase a nuestro boletín


COVID-19
¿El coronavirus es un castigo divino?
La pandemia y los grandes horizontes de Fátima
Mons. Athanasius Schneider: Nos gloriamos en las tribulaciones
Remedio seguro contra la “coronafobia”
Cardenal Raymond Leo Burke: Mensaje sobre el combate contra el coronavirus



Peregrinando
Nuestra Señora de la Buena Guardia
Fiesta de la Purificación de María Santísima
El galeón sumergido: símbolo de la esperanza
Loreto, la nueva Nazaret
El Milagro del Sol
San Nuno de Santa María
En la lucha contra el jefe del orgullo sigamos al Príncipe San Miguel
La sagrada Rosa de la Ciudad de los Reyes
La devoción al Inmaculado Corazón de María
El Jardín de Picpus
La gracia de Fátima actuando en Ucrania
Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada
La crucifixión y muerte de Jesucristo
Confianza en María Inmaculada aun cuando todo parezca perdido
En este siglo de confusión, oh Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros
Navidad
Fátima y el comunismo: dos profecías irreconciliables
150 años de la Comuna de París
San Juan Masías
Rosa de Santa María
Iglesia y Estado: ¿unión o separación?
Remedio eficaz contra los males contemporáneos
Las glorias de María
Santo Toribio de Mogrovejo
La Sagrada Túnica de Nuestro Divino Redentor
Santa Bernadette Soubirous
Corrupción en la sociedad: ¿Existe una solución?
Fiesta de gloria y de paz
Intransigencia de los Santos: irreductible fidelidad a su misión
Cristiandad
El ángel de la guarda, nuestro verdadero amigo
La Asunción de María Santísima
¡Vade retro Satanás!
El Santísimo Sacramento de la Eucaristía
La Madonna de Monte Bérico
Remedio seguro contra la “coronafobia”
El Hijo de Dios condenado por el más arbitrario de los procesos
Santa Jacinta de Fátima: Centenario de su fallecimiento (1920-2020)
La actitud católica frente a la muerte y la concepción materialista
¿Cómo rezar bien el rosario en honor a la Virgen María?
Grandezas y glorias de San José
Presencia diabólica en el mundo de hoy
Los rostros de la Virgen en el Perú
La Visita a los Monumentos - Jueves Santo
Un remedio eficaz contra la amnesia religiosa
Santidad: la verdadera gloria de Francisco y Jacinta



 



Tesoros de la Fe


Nº 255 / Marzo de 2023

Oh Virgen de la Guardia
Guarda nuestra fe y la inocencia de los niños

Nuestra Señora de la Buena Guardia, Basílica de Longpont-sur-Orge, en la región Île-de-France



Solicite aquí la visita de la Virgen Peregrina de Fátima




Santoral

25 de marzo

Anunciación del Angel y Encarnación del Verbo

+ . El más importante acontecimiento de la Historia: el Verbo de Dios se encarnó en el seno purísimo de María.

Más información aquí.






Ayude a difundir el mensaje de Fátima
Alianza de Fátima | Donaciones | Solicite visita de la Virgen | Tienda Virtual

Campaña promovida por la Asociación Santo Tomás de Aquino
Tomás Ramsey 957, Magdalena del Mar - Lima - Perú
..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... .....