El Perú necesita de Fátima La verdadera penitencia que Nuestro Señor ahora quiere y exige, consiste, sobre todo, en el sacrificio que cada uno tiene que imponerse para cumplir con sus propios deberes.
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«Tesoros de la Fe» Nº 183

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La Iglesia autoriza el culto a Nuestra Señora de Fátima

Célebre Imagen de la Virgen de Fátima llega desde Portugal a la Plaza de San Pedro en Roma, 12 de octubre de 2013

Invocando humildemente al divino Espíritu Santo y confiados en la protección de María Santísima, después de haber oído a los Rvdos. Consultores de esta nuestra diócesis:

Tenemos a bien

1º declarar como dignas de crédito las visiones de los niños en la Cova da Iria, parroquia de Fátima, de esta diócesis, los días 13 de mayo a octubre de 1917;

2º permitir oficialmente el culto a Nuestra Señora de Fátima.

Réstanos, amados hijos en Nuestro Señor, advertiros que, si para nosotros es un gran motivo de alegría y consolación la gracia que la Santísima Virgen nos concedió, mayor es la obligación de corresponder a su bondad.

La experiencia de años demuestra que “los ojos de Dios están abiertos y los oídos atentos a las oraciones en este lugar” (2 Cr 7, 15), pero es preciso que por la pureza de nuestra vida, práctica de los Mandamientos de la Ley de Dios, observancia de los preceptos de la Iglesia, respeto y sumisión a las direcciones de la Sede Apostólica, nos mostremos integralmente católicos, pues no todo el que dice: “Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7, 16).

La Santa Iglesia al referirse al misterio de la Encarnación del Verbo divino, exclama: “¡Oh beneficio digno de eterna gratitud! ¡Dios se nos dio a conocer de un modo visible a fin de que, viéndolo, seamos abrasados en el amor de las bellezas invisibles!”

Recomendamos de una manera especial a nuestros queridos diocesanos el amor a Nuestro Señor Sacramentado, la devoción a la Santísima Virgen, a san José, a las benditas almas del Purgatorio, la recitación diaria de al menos la tercera parte del rosario, la fuga del pecado de la carne, de las modas inmodestas y lecturas inmorales, la práctica de la penitencia en que Jesús tanto insistió y la Virgen, Nuestra Señora, tanto recordó, caridad para con todos los hermanos y principalmente para con los enfermos y pobrecitos…

Si así lo hacemos, se pueden aplicar a nuestra Patria las palabras del Profeta: “Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones… habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre” (Je 7, 5 y 7).

 

Mons. José Alves Correia da Silva, obispo de Leiria, Carta Pastoral sobre el culto a Nuestra Señora de Fátima, 13 de octubre de 1930



  




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Tesoros de la Fe


Nº 255 / Marzo de 2023

Oh Virgen de la Guardia
Guarda nuestra fe y la inocencia de los niños

Nuestra Señora de la Buena Guardia, Basílica de Longpont-sur-Orge, en la región Île-de-France



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