La Palabra del Sacerdote Más sobre el matrimonio (II)

PREGUNTA

Estoy separándome de mi esposa. El proceso está en el Poder Judicial, pero ya en la fase final. Me casé con esta mujer solamente por lo civil. Tuvimos hijos fruto de nuestra relación. Nos separamos judicialmente y volvimos a unirnos, y ahora estamos separándonos otra vez.

Hoy estoy viviendo con una nueva compañera, con la cual pretendo casarme. Pregunto al sacerdote: ¿Puedo casarme por la Iglesia, ya que anteriormente me casé sólo por lo civil? ¿Qué debo hacer para poder comulgar en las misas antes de casarme por la Iglesia?

Aguardo respuesta urgente. Gracias.


RESPUESTA

Del punto de vista de las leyes de la Iglesia, el casamiento civil no es verdadero matrimonio para cónyuges católicos, por lo tanto la unión así establecida no es indisoluble. Usted está libre y no tiene impedimentos para casarse en la Iglesia.

No obstante, si usted ya está conviviendo con otra persona, se colocó nuevamente en situación irregular —y pecaminosa— ante la ley moral y las leyes de la Iglesia. Usted debe interrumpir tal convivencia, para poder obtener la absolución en el sacramento de la Confesión y después casarse por lo religioso.

Para caracterizar la interrupción de la convivencia, sería necesario que uno de los dos fuese a hospedarse en otra casa. Lo que será tanto más fácil por cuanto el proceso civil está en fase final, como usted informa, lo que le permitiría regularizar en breve, y al mismo tempo, su situación ante la Iglesia y las leyes civiles. Nada justifica que continúen bajo el mismo techo.

Así, su loable deseo de casarse en la Iglesia se concretaría pronto.

El matrimonio no será estable sin sacrificio

Del punto de vista de las leyes de la Iglesia, el casamiento civil no es verdadero matrimonio para cónyuges católicos


Permítame, sin embargo, darle un consejo del punto de vista espiritual. Si usted consiguió una vez reanudar la convivencia —aunque muy pecaminosa— con la primera mujer, con la cual se unió por el matrimonio civil, esto indica un esfuerzo suyo o de ambos para reestablecer la unión, posiblemente en vista al bien de los hijos. Es una pena que no haya tenido buen resultado, pues en seguida usted podría regularizar su situación ante la Iglesia.

Cabe aquí un examen de conciencia serio de su parte —delante de Dios, que ve hasta lo íntimo de los corazones— para averiguar si eventualmente hubo alguna culpa suya por esa nueva separación. Si hubo, usted debe pedir perdón a Dios por esa eventual culpa y acusarla en confesión.

De cualquier modo es necesario, en vista del matrimonio religioso que usted ahora quiere contraer, compenetrarse que ninguna unión conyugal será duradera sin un verdadero deseo de soportar las dificultades y sufrimientos que toda convivencia acarrea. De aquí a un tiempo usted será tentado por el demonio —el padre de la mentira— a separarse de la nueva mujer. Para tener un espíritu de desapego y sacrificio, es necesario rezar continuamente a Dios y frecuentar los sacramentos de la Santa Iglesia.

Recomiendo especialmente la devoción a la Santísima Virgen, Madre de Misericordia y Auxiliadora de los Cristianos. El rezo del rosario en familia sería una manifestación excelente de esa devoción y una fuente de gracias para mantener la unión del matrimonio.

Con estas disposiciones de alma, usted puede encarar la posibilidad de un matrimonio religioso firme —monogámico e indisoluble. No podrá olvidar, sin embargo, las obligaciones morales que se derivan de la primera unión, sobre todo en relación a las dos criaturas que usted engendró, y por cuyo destino continúa siendo responsable. ¡Ellas no están separadas de su vida!

¡Ningún acto humano es inconsecuente, y por sus consecuencias cada uno responderá ante el Supremo Juez, Jesucristo, el día del Juicio Final!     



Más sobre el matrimonio (I) La ciudad medieval y la ciudad moderna
La ciudad medieval y la ciudad moderna
Más sobre el matrimonio (I)



Tesoros de la Fe N°110 febrero 2011


Nuestra Señora de las Victorias
Nº 110 - Febrero 2011 - Año X Dudar del prójimo no es juzgarlo Una «ordonnance» del rey Carlos VI de Francia Nuestra Señora de las Victorias Entrevista al autor del libro «Dominus Est» Ejemplo que debe ser imitado Santa Escolástica Más sobre el matrimonio (I) Más sobre el matrimonio (II) La ciudad medieval y la ciudad moderna



 Artículos relacionados
Penitencia, un pedido de la Santísima Virgen en Fátima Soy una curiosa de mi religión, siempre estoy buscando páginas católicas, y en uno de mis paseos por internet los encontré y estoy apasionada por los reportajes y aclaraciones sobre asuntos que hace mucho me quitaban el sosiego espiritual. Quisiera salir de una duda: Penitencia, un...

Leer artículo

¿Existe algún medio lícito para evitar la natalidad? La epidemia del zika y la asociación del virus a casos de microcefalia sirvieron de pretexto a la ONU para promover el uso de la píldora anticonceptiva entre mujeres de las zonas afectadas a fin de evitar la gestación, e incluso el recurso al aborto en los casos en que se constate la microcefalia en el niño por nacer...

Leer artículo

Omisiones de las que poco se hablan Mons. Villac: Tengo una pregunta que hacerle. Hace años que voy a misa todos los días y comulgo, y lo hago con gusto (aunque llueva a cántaros). Yo tengo en la conciencia un pecado de omisión que no consigo expurgar, ni con las repetidas confesiones. Existe una barrera insuperable...

Leer artículo

Tatuajes: ¿Cómo explicarlo a los niños? Tatuajes: ¡Quisiera que esta pregunta sea respondida de tal forma que todos, y no solamente los “cultos y estudiosos clérigos”, la puedan entender! Quiero saber de manera catequística, para que al ser consultada sobre el asunto por mis niños de la catequesis, pueda yo responderles...

Leer artículo

¿Los santos en el cielo son omniscientes, omnipresentes y omnipotentes? Dios, al crear al hombre, lo constituyó como su instrumento para gobierno del mundo, para la transmisión de la vida, y sobre todo, por Cristo y en Nuestro Señor Jesucristo, para la transmisión de la fe a los demás hombres, por cuya salvación cooperamos...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino